jueves, 4 de diciembre de 2008

Número 9, siniestra de cojones.


En esta oficina hay unos tornos para entrar, seis pisos, cientos de personas, una cafetería,12 salas de café, una entrada de servicio, tres desalmadas recepcionistas, 3 ascensores, un montacargas que huele a rancio, un equipo de guardas de seguridad dignos de la cola del INEM, un barrizal anexo donde una fauna autóctona desafía a las leyes de la evolución, tipos de mantenimiento con lustrosos bigotes y grasa en el pelo, jefes, gerentes, subjefes, asistentes de los subjefes, jefes de los asistentes, mindundis, submindundis, bedeles, becarios de los bedeles, subalternos y nosotros.
Y nosotros que, por supuesto, observamos y tomamos nota ayudados por un montón de maravillosos prejuicios y un anonadamiento deluxe... y tiempo libre, ejem, evidentemente. La idea inicial era la de promover una limpieza étnica o un guión para una película de neo-surrealismo, pero finalmente, enajenados tras una ingesta masiva de cafés de máquina y enloquecidos por los ventiladores de los miles de ordenadores circundantes, decidimos hacer un blog. Un blog condenado antes de nacer.

Desieteanueve es un negro murciano, alto y que se toca el pelo el 90% de su tiempo. Entre la camisa y el cuello cabría una berenjena de la tierra, y es adicto a los cuadrados mágicos, esto es, una suerte de ítems cuadrangulares cubiertos de chocolate; éstos son sustraidos de la máquina de snacks (metámonos en jerga, no?) del ala larga de la sexta planta. Los acompaña de café sólo y sin azucar; lo obtiene de la máquina aledaña.
Se sienta detrás mío, por lo tanto husmea toda la inmundicia que pasa por la pantalla de mi ordenador. Es capaz de citar el orden de las emisiones de una antena parabólica de memoria, y quizá en japonés. Él, lector compulsivo de blogs y que quizá se presente en algún momento, es el otro integrante de la dupla de este edificio sórdido, atónitos observamos el espectáculo y, por supuesto, estamos deseando vomitarlo todo, todito.
¿Qué le vamos a hacer? hay tantas cosas por contar aquí dentro, hay tanto glamour que quitar al traje y la corbata, hay tantos sujetos por diseccionar... en fin, sírvanse ustedes mismos.
Buenos días, y buena suerte.

1 comentarios:

emiliano dijo...

Faltan los anélidos.