En cada planta hay dos salas de café. Hay quien osa llamar a esos lugares "vendings"; esto te colocaría, automáticamente, en la lista de los crucificables de este blog, ovbiamente. Pero este es otro tema. Estas salas son realmente infectas, con la misma moqueta que recubre el resto del edificio (a veces pienso si será toda proveniente del mismo rollo), solo que con más manchas sospechosas. En ellas hay mesas altas, taburetes y máquinas. Nada más. Bueno sí, suele estar llena de gentuza®.
Cuando se dice "¿vamos a por un café?" evidentemente, nos referimos a ir a tomar algo, un brebaje parecido al café pero con una textura, un color y un sabor completamente diferentes.
Bien, la máquina de nuestra planta tiene una peculiaridad: es de las antiguas (quizá sea por que somos el último reducto de la última planta). Todas las máquinas consisten en unos expositores circulares, con celdas. Cada fila alberga un tipo de producto. Las máquinas modernas giran hasta colocar la celda correspondiente en un compartimento aparte, que se abre dejandote coger el ítem. En la nuestra, sin embargo, es el cristal el que se abre... lo que deja al descubierto la celda seleccionada y, en el filo, la adyacente. Pues bien, tanto de7a9 como yo lo pensamos la primera vez que lo vimos. El dedo cabe, y si tiras, ja! 2x1 habemus.
Todo empezó un día a última hora. Nos miramos y, sin decir nada, fuimos, lo intentamos y cuajó. Teníamos dos cuadrados mágicos por el precio de uno. Cojonudo, más barato que en el Mercadona.
Luego, poco a poco, fuimos desarrollando nuevas técnicas, como la de obtener dos sandwiches (Ver foto. Y nótese la dificultad intrínseca de este hecho!) y llegando a la cúspide de un 4x1 en la denominada "fila mágica". La tenemos entrenada de tal manera que el cristal se abre mostrando dos, tres y hasta cuatro celdas, según el momento. El resultado es un precio irrisorio por unidad. Glorioso. Esto suele ser el momentazo de la jornada.
Siempre intentamos ir en momentos de poca afluencia de gentuza®, por eso de mantener las formas y tal... y, de vez en cuando, veíamos restos de ítems esparcidos por allí (a veces, dependiendo del tamaño, surgen ligeros problemas de ejecución). Eso quiere decir, inequívocamente, que otros seres (o cosas) manejan la técnica del 2x1. Hasta la fecha era alguien oculto, otro superhombre que desafiaba las reglas establecidas y a quien jamás vimos . El respeto estaba ahí, y pensábamos que él también lo tendría por nosotros.
Nuestra decepción vino hace unos días. A las 11, la hora punta de la sala, un tipo grasiento, sucio y con una camiseta de los Lemmings, se acerca a la máquina, introduce unas monedas, abre un compartimento, luego mete el dedo y saca el de al lado y luego, ni corto ni perezoso, fuerza el cristal (con sonido estridente y quejumbroso de la bendita máquina) para sacar el tercer ítem. Se da la vuelta y lanza uno sobre la mesa donde le esperaban sus comilitones.
Solo le habría faltado decir algo como: "funcionando" frotándose las manos.
Nosotros nos miramos incrédulos.
Hay que joderse.
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